jueves, 3 de mayo de 2012

Estrategias para dinamizar la biblioteca escolar.








Introducción

Supongamos que tenemos organizada nuestra biblioteca escolar: los fondos correctamente catalogados y clasificados, los aspectos materiales (espacios, luces, mobiliario, decoración…) cuidados al detalle, el personal especializado al pie del cañón… Ahora viene la fase auténticamente importante, frenéticamente compleja y efervescentemente motivadora: la dinamización de los recursos y materiales.
Lo que proponemos a continuación es la primera parte de un infinito abanico de posibilidades didácticas que sólo pretende abrir ante el lector un horizonte apasionante de experimentos, de descubrimientos, de éxitos y fracasos. Escoja él lo que más le interese, lo que más le motive y, sobre todo, lo que más se adecue a la realidad escolar en la que desempeña su labor y a los estudiantes que comparten con él la deslumbrante labor de enseñar y aprender.
Las fuentes de estas estrategias son diversas: muchas son de cosecha propia, pero otras han sido aprendidas de la mano de Mariano Coronas y su equipo del Seminario de Biblioteca del C.P. Miguel Servet de Fraga (Huesca) y de Pepe García Guerrero y sus colaboradores del Proyecto Don Quijote en Teba (Málaga).

Visitas guiadas
Asistirán clases enteras para familiarizarse con la ubicación de los fondos y favorecer así la autonomía de cada usuario. Se aprovechará para contar un cuento, presentar montajes de diapositivas, realizar juegos de simulación de cómo hacer un préstamo, manejar ficheros, acceder a los OPACS...

Boletín informativo
 De periodicidad bimestral, son óptimos para recordar periódicamente la existencia de la biblioteca y que está a disposición de todos. Ofrecerá información de las actividades, novedades, noticias culturales, literarias...

Expositores
 Temáticos, de novedades, de prensa... Su finalidad será crear en la sala de lectura rincones de sorpresa o lugares que, por ser frecuentemente renovados en su aspecto y contenidos, estimulan la curiosidad de los lectores. Ofrecen muchas posibilidades: hacer pequeñas exposiciones de libros de un autor, con motivo de un acontecimiento, de un centenario, de una noticia...

Seminario Permanente 
Constituir un Seminario Permanente de maestros, bibliotecarios y padres y madres interesados en la lectura, la escritura y el funcionamiento de la biblioteca permitirá enriquecer el Plan Anual y asegurar, de esta manera, una mayor participación. Así será más fácil "vender" las actividades que se organicen. Este grupo deberá trabajar con un Plan Anual bien planteado y realista y se reunirá con frecuencia quincenal para preparar y llevar adelante los planteamientos asumidos.

Carteleras informativas 
Ubicados en lugares visibles y de paso, ofrecerán informaciones culturales y literarias (la prensa es muy útil en este aspecto) para facilitar su posible aprovechamiento en las aulas. Conviene renovar con frecuencia las informaciones y utilizar técnicas llamativas para captar la atención: recortes, titulares, colores...

Buena información 
Dinamizar el marketing de cada sección de la biblioteca para facilitar la utilización y la búsqueda de los distintos documentos. El etiquetado será bien visible, cada sección estará rotulada, habrá ficheros ordenados por títulos, autores, temas...

Involucrar a los niños
 No sólo en la decoración sino también en el funcionamiento de la biblioteca. De este modo estaremos ofreciéndoles un canal de participación en el centro y fomentando su responsabilidad. Las funciones (facilitar el préstamo, realizar tareas de registro, fichado, tejuelado... de los documentos, orientar a los lectores, facilitar la búsqueda de información, colaborar en el montaje de actividades, etc.) serán rotatorias, ya que normalmente se apunta voluntariamente un importante número de chicos y chicas para ejercer de bibliotecarios. Será precisa una pequeña formación de estos voluntarios para que optimicen su cometido.

Crear material atractivo
 Se confeccionarán materiales atractivos relacionados con las actividades organizadas desde la biblioteca (carnés de lector, separadores, pegatinas, mascotas, pins…) que puedan repartirse a todos los niños del centro. Servirán de recuerdo y valoración de la biblioteca.

Materiales para maestros
 El modo ideal de lograr su implicación en el funcionamiento de la biblioteca es aprovechar al máximo las posibilidades que este centro de recursos ofrece. Para ello elaboraremos carpetas temáticas para el profesorado: estrategias de manejo de la información, técnicas de trabajo intelectual, procedimientos de utilización de las obras de referencia, relación de libros para tratar determinado tema, recopilación de poesías referentes a una estación, un autor, etc., dossiers, guías de lectura, materiales para motivar una actividad, información de novedades, estrategias de animación lectora... Si estos materiales se le facilitan al maestro antes de que los necesite estaremos haciendo un favor impresionante a los estudiantes porque la didáctica que derrame el docente sobre ellos será más motivadora y rica. Para ello es preciso que el bibliotecario esté plenamente integrado en el claustro de profesores, con capacidad decisoria y plena y constante relación con cada equipo de maestros.

Actividades colegiales 
Organizar desde la biblioteca al menos una actividad trimestral en la que participe todo el centro convertirá a la biblioteca en el foco cultural dinámico y creativo de la escuela. Pueden ser actividades como: «Semana del cómic», «Semana de la prensa», «Taller de poesía», «Un libro, un viaje», «Mercadillo de libros», etcétera.


Otras actividades de interés
 Resulta imprescindible que al menos una vez a la semana cada clase acuda a la biblioteca a leer, consultar, estudiar... 
 Si hay biblioteca municipal, hay que establecer estrechos lazos con ella: actividades culturales y de animación conjuntas, préstamos, intercambios... 
 Concienciar a todo el claustro de que la biblioteca no es algo vinculado sólo con el área de lengua. Son muchas las actividades escolares que admiten ampliación de datos, dos versiones distintas para ser contrastadas, etc. Y todo ello puede resolverse en la biblioteca.
 Taller de creación literaria: en la medida en que los niños (y los maestros, por qué no) se sientan valorados y perciban que sus ideas y producciones son apreciadas por los demás, estarán más predispuestos a leer los trabajos de los otros, sean estos sus iguales o, más tarde, autores de prestigio. 
 Exposiciones didácticas, monográficas, de novedades... 
 Encuentros con escritores, ilustradores, editores... que habrán de estar planificados con precisión milimétrica para evitar que se conviertan en una actividad desmotivadora y en absoluto relacionada con la lectura. 
 Concursos de cuentos, adivinanzas, poesías, dibujos…: permitirán, como decíamos antes, que los niños se sientan valorados y capaces de crear. 
 Creación colectiva de libros gigantes, documentales, de recetas, de pócimas y conjuros, de poemas, de nanas, de anécdotas, de cuentos tradicionales recopilados por los propios chicos y maestros... 
 Taller informático: incorporar el libro electrónico y las enciclopedias en cd-rom a los materiales y recursos de aprendizaje para que el niño supere el conflicto tradicional que padres y maestros le planteamos entre lectura y tecnologías avanzadas. 
• La hora del cuento: institucionalizar y planificar temporalmente ratos específicos para que la comunidad educativa pueda asistir a narración de cuentos.
• Libroforum: huyendo de la escolarización del libro y subrayando el valor socializante de la lectura compartida. 
• Taller editorial: creación de periódicos, revistas, boletines...
 Creación de montajes audiovisuales a partir de libros: diseño de diapositivas, grabación del texto en casete con apoyo de efectos sonoros y especiales.
• Dramatizaciones basadas en libros de la biblioteca.
• Maratón de recitado de poemas.

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