lunes, 13 de diciembre de 2010

La muñeca.

Esta historia, me la contó mi abuela cuando yo era bien pequeña. Me dijo que a ella se la contó su madre. A su madre mi tatarabuela. Y así sucesivamente, hasta el punto que mi abuela no puedo recordar más nombres.

En mi pueblo, todavía hoy en día hay mucha gente que se gana la vida de pastor, pero hoy se cuenta con unos conocimientos, que en el tiempo en el que se remonta esta leyenda, se desconocían.

En una tarde de invierno frío, de esas que tan bien conocían los habitantes de estas tierras, un  padre de una familia de La Revilla, un pueblo segoviano, envió a sus tres hijos al prado donde había dejado a sus ovejas pastar, para que las trajesen de nuevo al cobertizo donde las dejaban las noches de invierno.
La noche cayó rápido sobre los tres hermanos y la oscuridad hizo que tuvieran que relentizar el paso. Así pues, en un momento tres lobos grises les cortaron el camino, los dos hermanos corrieron despavoridos hacia el primer árbol, donde se escondieron y refugiaron de las hambrientas bestias. Pero la hermana no tuvo tanta suerte, el miedo la paralizó las piernas mientras la rodeaban y los lobos la engulleron rápidamente sin dejar resto humano de la muchacha, excepto la muñeca, que dejaron intacta.


Hoy en día, en ese mismo lugar: al pie del camino, existe una piedra que conmemora a la niña. Y que todavía hoy, pone los pelos de punta.

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