domingo, 28 de noviembre de 2010

Leyenda urbana.corregido

Hace unos años Alejandro, un amigo que tengo en Toledo, me contó la siguiente historia:
Él, es de un pueblo cerca de Talavera de la Reina, del mismo que el protagonista de la historia: Raúl. Sus padres habían muerto cuando el apenas tenía conciencia, por lo que tuvo que irse a vivir a Madrid bajo la custodia de su tío, un banquero muy rico que le había consentido todo lo que el muchacho deseaba y más.
Así cada vez que volvía al pueblo, se notaba más su cambio de personalidad: Era malhumorado, caprichoso y solo le importaba su propio bien aunque este dependiese del de otras personas.

Al cumplir los 18 años, recibió como regalo una Yamaha Fazer FZS, y se empezó a obsesionar mucho con ella. Unas vacaciones, Raúl fue a veranear al pueblo y una noche fue a ver a una chica que vivía en el pueblo de a el lado, donde además tenía algunos colegas. Cogió una carretera desgastada y solitaria que lindaba con un precipitado barranco. En un determinado momento cuando apretaba el acelerador, la moto salió disparada como por arte de magia y cayó pendiente abajo, seguramente debió de impactar con una pequeña piedra, pero a esas velocidades basta para que sea mortal. Pero Raúl no murió, consiguió amarrarse a una afilada roca que sobresalía, luchó por intentar subir, pero el filo de la piedra comenzó a desgarrarle las manos, no parecía haber ninguna escapatoria cuando una aterciopelada voz llegó desde unos metros más arriba hasta sus oídos. Era una hombre calvo vestido todo de negro, con un color de ojos extraño y una mirada cansada. Él alimento la esperanza perdida de Raúl, quién con la voz desgastada le pidió auxilio.


-Yo te puedo salvar. La voz era tan aterciopelada como escalofriante. Pero antes de veras prometerme que nunca volverás a hacer mal a quienes tengas a tu alrededor.
-si, si, ahora ayúdame a subir.
-Escúchame bien antes muchacho, si no cumples tu promesa, tu alma quedará encadenada a este lugar para toda la eternidad, hasta que alguien te haga una promesa similar a esta.


Y de pronto se encontró de nuevo en la carretera, convencido de que aquel suceso había sido fruto de su imaginación, pero la moto descuartizada en el fondo del precipicio le devolvió a la cruda realidad.
 Dado que estaba cerca del pueblo al que se dirigía bajo andando hasta la casa de la chica, a quien le contó aterrado todo lo que le había sucedido. Ella burlona se rió de su miedo e intento convencerle de que eso no era cierto.
Raúl indignado, la dijo que no la quería volver a ver y cuando esta intentó cerrarle el paso, el la propició un fuerte empujón.

Le acercó a la carretera por la que se subía a su pueblo un colega y nunca mas se volvió a saber nada de Raúl.

Dicen que el hombre que le salvó la vida, le quitó la posibilidad de morir y ahora recorre todas las noches la carretera de Alcaudete de principio a fin, buscando a alguien a quien robarle su muerte.

1 comentario:

  1. Muy bien.
    Nunca pongas una coma entre el verbo y la subordinada sustantiva de CD (Dicen que)ni entre un sujeto y un verbo (el hombre que le salvó la vida le quitó...).

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